Saturday, December 18, 2010

Como un algodón de azúcar

Esta tarde he mirado de nueva cuenta, ese pedazo de tierra, frente al palacio de gobierno de mi ciudad,  las nochebuenas rojas y sus tallos y hojas en verde resplandecen en la negrura de la noche, son las luces navideñas que ensombrecen mas la festividad.
Un grupo de personas, en silencio, se han reunido en aquel pedazo  donde una manta exige respuesta a los procesos equívocos de una absolución y ahora  se agrega la exigencia  de respuesta a un nuevo asesinato.

Mi Cd Juárez, Cándida Voluntad me contó que el otro día había ido hasta la parada del autobús, que está ahi lueguito,  dando vuelta a la esquina de su casa, para esperar a su hija Leonor,  que siempre llegaba a las 730 de la noche. La chica venía en autobús  desde el colegio donde  estudiaba. La joven de 17 años no llegó.

Cándida amasa harina porque quiere hacer unas tortillas para acompañar el café con frijolitos refritos con  queso. Ella está callada, y de pronto sobre la masa caen dos lágrimas saladas. Su llanto es tan silencioso que me corta en dos partes el corazón. Y es que no la han encontrado, me dice. Ni siquiera sé si la han buscado, hay tantas desaparecidas, que una más no hace la diferencia. Sus tortillas saben a lágrimas y su sabor se queda atorado en mi garganta.

Y cómo iba a saber que no regresaría, dígame usted. Cómo le explica a un joven de quince años que no tiene derecho a salir a la fiesta de cumpleaños de su novia? Ese día se puso su suéter nuevo, se lo había comprado apenas un día antes, ¿sabe? trabajó todo un mes barriendo los frentes de las casas, las personas le pagaban una miseria, pero cada miseria iba a su alcancía hasta que pudo comprarse un suéter y comprarle uno idéntico a la novia. Ya saben como son los jóvenes quieren distinguirse. Y ahora, son un número más. Gertrudis, se muerde los labios para ahogar el llanto, la voz se le quiebra y tarda un poco en recuperar su tranquilidad. ¿podrá una madre recuperar su tranquilidad después de que le mataron a su hijo?

Nosotros, nos dimos cuenta a tiempo, pudimos entrar en la habitación. Evitamos que la violara y ellos se mofaron de nosotros, dejándolo libre en unas horas ¿ unas horas! Y después el tipo ése regresó y terminó lo que no había concluido, pero no conforme con ello, la corto en pedazos..¡en pedazos! ¿Cómo cree usted, que unos padres puedan vivir en esa casa, mirando esa habitación ensangrentada? ¿Y esos que le dejaron libre, cargaran culpas, o solo se reirán de nuestro dolor?

Y cómo no voy a depositar el dinero que me piden, si me están dando los datos de todos los trabajadores y me dicen que los irán matando uno a uno. ¿cómo puedo permitir que pase eso? ¿quién me asegura que no cumplirán sus amenazas, si de diario vemos que si las cumplen ?

No me pareció extraño, me imaginé que era alguno de sus hijos que había regresado de los estados unidos, además eran atractivo, de buen vestir. Me dio el pase. Yo pasé, le pedí la harina y la mayonesa que necesitaba y él me atendió y como no sabía los precios, fue a la otra pieza donde, me imagino yo, preguntó , cuánto valían. ¿cómo iba a saber que me seguiría y que antes de cerrar la puerta, me empujaría dentro de la casa y se metería conmigo. Me apuntó con una pistola y me obligo a ir buscando por todos los cajones. Yo no tengo ni dinero, ni joyas. Entonces se molestó conmigo, me dio un golpe en la cabeza y después....desperté desnuda...no podía creer en mi suerte...¡violada en mi propia casa! Y además el shock me dejó muda por más de un mes, muerta de miedo, no podía ni asomarme a la ventana. Me contó la Sra Merino

Rodrigo me dijo que mi sobrino era uno de esos secuestradores. Yo no lo podía creer hasta que se llevaron a mis dos hijos... ¡a mis dos hijos! Laurita se echa a llorar, sus lamentos son tan lastimosos, que siento que me arranca otro pedazo de mi corazón. Y mi marido se puso de valiente,me cuenta ella, a gritarle por el teléfono. Yo le supliqué que no lo hiciera, que le pagáramos. Mi marido no quiso, dijo que si pagábamos seguirían molestándonos, que nos echarían de la casa, del barrio, de la ciudad. Los día corrieron, y fue Rodrigo él que nos dijo donde estaban sus cuerpos. Nos llevó hasta ahi y lo primero que miré fue a mi sobrino, esposado con cara de yo no fui. Te juro que si no me detienen lo mato..¡lo mato!

Se les cerraron por la calle, los encañonaron...los bajaron a la fuerza y después con la pistola le pegaron en la cabeza y ya tirados en el suelo los tundieron a golpes y después los dejaron moribundos y les robaron la camioneta. Juan casi pierde un brazo de tantas patadas que le dieron.

Me escape de milagro, yo digo, que fue porque las balas, todas le dieron a la mujer que iba sentada a mi lado. Creo que de la rutera solo tres no recibimos heridas y después querían acusarnos de cómplices, solo porque no nos habían dado. Usted cree que de ser cómplices iríamos sentados en esa rutera ¡ De loco!

Cada persona violentada en su integridad, pierda o no la vida merece el respeto de una respuesta. Pero no una respuesta a posterior. Necesita saber que al salir de su casa es seguro que regresara sana a casa, con su gente. No tenemos seguridad ya ni dentro de las propias casas, las casas habitación se han convertido en centro de la violencia y de la delincuencia. Y creemos que mientras no tengamos muertos no estamos siendo atacados. Somos atacados con cada muerto, con cada secuestrado, con cada violada, con cada levantón, con cada. Hablando con Crucita me doy cuenta de que a pesar de haber sido secuestrada, se encuentra en un estado de animo muy entero. Ella me comenta que unos locos no la van a sacar de su ciudad, ni le harán dejar de amar a su ciudad.

Sabes que me ayuda a mantenerme cuerda, me dice Cándida. Mi virgen de Guadalupe. ella me mantiene cuerda, cuando empiezo con este dolor en el pecho, le digo, madrecita socórreme y ella me entiende, no en vano perdió a su hijo. Candida sigue llorando mientras recuerda que no sabe nada de su hija, el café se le atora en la garganta. Estás mas avejentada, sus ojos no tienen brillo, sus manos tiemblan, se siente triste pero no vencida.

 Yo no le dije nada, ni su padre le dijo . Es que el chico se ponía tan alterado, se enfurecía porque decía que no confiábamos en él. Y nosotros sentíamos vergüenza por no confiar. ¡no hicimos caso de nuestro instinto! Está preso y nos tiene presos con él. No duermo de pensar lo que está pasando dentro, y también pienso que se lo merece por asesino. ¿ como puedo querer a un hijo que es un asesino? ¿como no me di cuenta?
Me duele el pecho, ni a la calle quiero salir, siento que todos me señalan y saben lo mala madre que he sido. Permití vivir en mi casa a un joven que aun no cumple 17 y que ya mataba. Un joven sin conciencia, con los ojos vacíos. ¡esos ojos que se me clavan en mi conciencia! Maria se echa a llorar , baja la cara hasta los brazos que apoyados en la mesa, acogen sus lágrimas. Yo quiero decirle algo para consolarla, pero no sé qué.

sabe qué ,señorita. Gracias a dios está muerto. Ya sé que es mi hijo y que no debía sentir así. Pero es un alivio saber que está muerto. Después de todo lo que nos hizo, de todo a los que nos sometió, era nuestro verdugo, no podíamos quitárnoslo de encima. Ya sé.. ya sé...se oye mal y parece que soy un padre malvado...pero mi esposa está enferma, yo estoy enfermo. No tenemos dinero por intentar sacarlo del vicio, no tenemos recursos, ni ganas de comenzar. Dios se ha compadecido de nuestro sufrimiento y se lo llevó, si es que se lo ha llevado él.

Solo la fe nos mantiene en pie. La fe, las oraciones, las creencias de que nada es mas grande que Dios aunque lo parezca...yo antes de esto , jamás oraba. Ahora lo hago constantemente...




ll

Frente al palacio de Gobierno las personas han estado reuniéndose, se requiere de mucho valor, dice Paco, para que lleguen hasta el lugar y se hagan presente. La conciencia civil se pierde ante la inseguridad, y se necesita mucho valor dice Doña Silvia.
La noche se estremece con el viento helado, las mantas se agitan con suavidad, los adornos navideños no hacen otra cosa, mas que entristecer  la noche. Las demás personas no se detienen, cruzan el lugar sin cuestionar . La vida sigue, las cuestiones de asesinatos son de otros. La violencia les pasa a otros, y son los otros los que deben arreglarse. Eso pensaba carmelita hasta que en carne propia le han arrancado el salario de todos los compañeros del trabajo. Mas de 120 mil pesos que ahora irán a ingresar en las cifras

Yo no creí que esto fuera parte de mi hogar, hasta que mi marido que es policía no llegó. Siempre me dijo que la cosa estaba muy caliente, y que en cualquier momento empezarían a caer mas civiles inocentes.

Ciudad Juarez es como un gran algodón de azúcar que lucía esplendoroso y que las manos de delincuentes han apretado hasta dejarlo completamente seco pegado al palito de madera en el que sostenía. ahora ya no es mas un algodón sino una pasta sin forma. Pero aún se puede comer. Las personas que se aferran a su suelo , a su tierra harán que esa tierra vuelva a su esplendor.
Los que estamos debemos hacer una muralla para guarnecer a estas personas que de alguna o de otra manera han sido alcanzadas por la delincuencia. Motivar la conciencia civil, agruparse para crear soluciones y hacerlas validas. Cd Juarez es Chihuahua, Chihuahua es México. Todos somos Chihuahua, debemos velar por esta tierra.